viernes, 18 de diciembre de 2015

Notas de ayer y de hoy. Paquete económico Cambiemos

“La lógica de este anuncio es que nosotros retiramos las trabas para que ustedes los trabajadores, los microemprendedores, los creativos, los docentes, hagan lo que tienen que hacer sin que haya un Estado que les esté diciendo: ‘usted puede hacer esto, usted puede hacer lo otro’”.

“La idea es que se pueda importar y exportar libremente”.

Alfonso Prat Gay, 16/12/2015





En esta semana ya se han tomado varias de las medidas económicas anunciadas por Mauricio Macri en su campaña presidencial. No nos tienen que extrañar ni sorprender porque los ejes son básicamente todos aquellos que tenían como bandera: baja de retenciones, devaluación, flexibilidad para la compra venta de dólares entre otras cosas.

Para desandar un poco la cuestión, es preciso dar un breve diagnóstico. La economía argentina viene desde 2011 presentando signos de estancamiento. Esto se explica en parte por la crisis internacional y por la caída de los precios de los commoditties (mercancía genérica, principal fuente de divisa de nuestra economía) lo que trae aparejado la restricción externa, es decir falta de dólares para darle mayor empuje a la economía y sobre todo al proceso de industrialización.

En este contexto, el gobierno kirchnerista tomó diversas medidas para que el mercado interno sostuviera el desarrollo y a su vez mantuviera las fuentes de trabajo. Esto se logró efectivamente con una batería de instrumentos: subsidios, promociones, plan progresar, procrear, ahora 12, etc. A esto se le suma las paritarias abiertas que permitieron mejorar el salario real de los argentinos y con ello su poder de compra.

Todo ello generó efectivamente que la economía creciera levemente y que se sostuviera la demanda. Mientras tanto se continuó con el proceso de desendeudamiento que implica en concreto mayor grado de decisión política y económica.

Frente a esta situación hubo una variable que se fue agravando gradualmente: las reservas de dólares. Los dólares sirven para comprar productos en el exterior, tanto para industrializarse como para consumo de sus habitantes, que por cierto es cada vez mayor por incremento del salario real. Tener una reserva holgada permite también controlar la moneda, pero por sobre todo es una herramienta para responder a los embates de desestabilización social.

Así, la política industrial se vio disminuida y al mismo tiempo fue necesario imponer restricciones al acceso de dólares, para contener la fuga de divisas, para mantener la tasa de cambio y para administrar las prioridades en su uso.

Ahora bien, el gobierno macrista, con el control de la economía bajo el dominio de Prat Gay (el Presidente ya no define la política económica) comprende que es el capital quien debe recibir los beneficios de la economía. En consecuencia, toma medidas para que las fracciones dominantes (por el momento el agro y el poder financiero), como aliados de sus fuerzas, vuelvan a retomar su estado de privilegio y de poder histórico.

De esta manera, los anuncios no hicieron más que confirmar los acuerdos con sus socios. Sacar las retenciones y devaluar para que los exportadores (el agro) vuelvan a obtener ingresos extraordinarios. Flexibilizar el mercado cambiario para que ingresen nuevamente los capitales especuladores, el poder financiero.

Nuevamente, como tantas otras en la historia argentina, la devaluación genera una distribución asimétrica de la riqueza. Los exportadores y el capital financiero amplían claramente sus arcas mientras que los trabajadores ven retroceder sus salarios frente al aumento de precios.

En concreto, el paquete iría en este camino: endeudamiento externo que permite ingreso importante de divisas. Todo ello bajo un condicionamiento interpuesto por los nuevos acreedores externos. Libre importación, libre ingreso de capitales y compra casi ilimitada de dólares (U$ 2 MM/mensual!). Por supuesto, estos condicionamientos son acompañados ideológicamente por la ortodoxia económica que representa en este caso Prat Gay.

En el corto plazo, el endeudamiento, la liquidación de cereales y el ingreso de capital externo van a mejorar notoriamente las reservas. Asimismo, el retroceso de las importaciones, producto del aumento del dólar, acrecentará el saldo comercial y así habrá mayor disponibilidad de dólares.

Contrariamente, el desplome del salario real va a generar caída del consumo y en definitiva de la economía en general. Se van a demandar menos bienes de capital importados y el mercado interno se vería resentido.

Dada la apertura comercial, el ingreso de bienes de consumo importados a bajo precio va a pegar fuertemente sobre las Pymes y el empresariado local por no poder competir con baratijas del exterior. En este contexto, aumentaría la desocupación, con ello el nivel de los salarios, y así se reduciría la inflación.

En definitiva, el actual gobierno con siete días en la espalda busca controlar la tasa de cambio, el nivel de reservas  y la inflación a cambio del bienestar del pueblo argentino. Ahora bien, este trueque no es gratuito. El conflicto social tarde o temprano llega (hoy con un “colchón” para sostenerse en el mediano plazo) y así  los capitales externos que entraron libremente se irán rápidamente a dejar sus fondos en los países centrales. La fuga de dólares se va incrementar, colas para comprar rúcula y el tipo de cambio se va a disparar. Historia conocida, no?

Queremos dejar un halo de esperanza. Nos queda la expectativa de que el actual gobierno ponga gran parte del endeudamiento en el desarrollo productivo. Eso compensaría la balanza y se vería reflejado en crecimiento económico-industrial. Así las fuentes de trabajo se podrían sostener y en consecuencia se mantendría el nivel de vida. Igualmente, las fracciones dominantes serían los grandes beneficiados de este proceso en detrimento del bienestar del bloque popular.


Esperamos que en unos años esta nota haya errado en su pronóstico. Sea como sea, debemos enfrentar lo que viene con responsabilidad y con propuestas superadoras que tomen en cuenta todo lo aprendido durante 12 años de gobierno y lo que maduraremos siendo oposición. Además tendremos el apoyo del sector popular. Para empezar a volver no es poco. 



Equipo Económico 20/21