“La lógica de este
anuncio es que nosotros retiramos las trabas para que ustedes los trabajadores,
los microemprendedores, los creativos, los docentes, hagan lo que tienen que
hacer sin que haya un Estado que les esté diciendo: ‘usted puede hacer esto,
usted puede hacer lo otro’”.
“La idea es que se
pueda importar y exportar libremente”.
Alfonso
Prat Gay, 16/12/2015
En esta semana ya
se han tomado varias de las medidas económicas anunciadas por Mauricio Macri en
su campaña presidencial. No nos tienen que extrañar ni sorprender porque los
ejes son básicamente todos aquellos que tenían como bandera: baja de
retenciones, devaluación, flexibilidad para la compra venta de dólares entre
otras cosas.
Para desandar un
poco la cuestión, es preciso dar un breve diagnóstico. La economía argentina
viene desde 2011 presentando signos de estancamiento. Esto se explica en parte
por la crisis internacional y por la caída de los precios de los commoditties (mercancía genérica,
principal fuente de divisa de nuestra economía) lo que trae aparejado la
restricción externa, es decir falta de dólares para darle mayor empuje a la
economía y sobre todo al proceso de industrialización.
En este contexto,
el gobierno kirchnerista tomó diversas medidas para que el mercado interno
sostuviera el desarrollo y a su vez mantuviera las fuentes de trabajo. Esto se
logró efectivamente con una batería de instrumentos: subsidios, promociones, plan
progresar, procrear, ahora 12, etc. A esto se le suma las paritarias abiertas
que permitieron mejorar el salario real de los argentinos y con ello su poder
de compra.
Todo ello generó
efectivamente que la economía creciera levemente y que se sostuviera la
demanda. Mientras tanto se continuó con el proceso de desendeudamiento que
implica en concreto mayor grado de decisión política y económica.
Frente a esta
situación hubo una variable que se fue agravando gradualmente: las reservas de
dólares. Los dólares sirven para comprar productos en el exterior, tanto para industrializarse
como para consumo de sus habitantes, que por cierto es cada vez mayor por
incremento del salario real. Tener una reserva holgada permite también
controlar la moneda, pero por sobre todo es una herramienta para responder a los
embates de desestabilización social.
Así, la política
industrial se vio disminuida y al mismo tiempo fue necesario imponer
restricciones al acceso de dólares, para contener la fuga de divisas, para
mantener la tasa de cambio y para administrar las prioridades en su uso.
Ahora bien, el
gobierno macrista, con el control de la economía bajo el dominio de Prat Gay
(el Presidente ya no define la política económica) comprende que es el capital
quien debe recibir los beneficios de la economía. En consecuencia, toma medidas
para que las fracciones dominantes (por el momento el agro y el poder
financiero), como aliados de sus fuerzas, vuelvan a retomar su estado de
privilegio y de poder histórico.
De esta manera, los
anuncios no hicieron más que confirmar los acuerdos con sus socios. Sacar las
retenciones y devaluar para que los exportadores (el agro) vuelvan a obtener ingresos
extraordinarios. Flexibilizar el mercado cambiario para que ingresen nuevamente
los capitales especuladores, el poder financiero.
Nuevamente, como
tantas otras en la historia argentina, la devaluación genera una distribución
asimétrica de la riqueza. Los exportadores y el capital financiero amplían
claramente sus arcas mientras que los trabajadores ven retroceder sus salarios
frente al aumento de precios.
En concreto, el
paquete iría en este camino: endeudamiento externo que permite ingreso
importante de divisas. Todo ello bajo un condicionamiento interpuesto por los
nuevos acreedores externos. Libre importación, libre ingreso de capitales y
compra casi ilimitada de dólares (U$ 2 MM/mensual!). Por supuesto, estos
condicionamientos son acompañados ideológicamente por la ortodoxia económica
que representa en este caso Prat Gay.
En el corto plazo,
el endeudamiento, la liquidación de cereales y el ingreso de capital externo van
a mejorar notoriamente las reservas. Asimismo, el retroceso de las importaciones,
producto del aumento del dólar, acrecentará el saldo comercial y así habrá
mayor disponibilidad de dólares.
Contrariamente, el desplome
del salario real va a generar caída del consumo y en definitiva de la economía
en general. Se van a demandar menos bienes de capital importados y el mercado
interno se vería resentido.
Dada la apertura
comercial, el ingreso de bienes de consumo importados a bajo precio va a pegar
fuertemente sobre las Pymes y el empresariado local por no poder competir con
baratijas del exterior. En este contexto, aumentaría la desocupación, con ello
el nivel de los salarios, y así se reduciría la inflación.
En definitiva, el
actual gobierno con siete días en la espalda busca controlar la tasa de cambio,
el nivel de reservas y la inflación a
cambio del bienestar del pueblo argentino. Ahora bien, este trueque no es
gratuito. El conflicto social tarde o temprano llega (hoy con un “colchón” para
sostenerse en el mediano plazo) y así
los capitales externos que entraron libremente se irán rápidamente a
dejar sus fondos en los países centrales. La fuga de dólares se va incrementar,
colas para comprar rúcula y el tipo de cambio se va a disparar. Historia
conocida, no?
Queremos dejar un
halo de esperanza. Nos queda la expectativa de que el actual gobierno ponga gran
parte del endeudamiento en el desarrollo productivo. Eso compensaría la balanza
y se vería reflejado en crecimiento económico-industrial. Así las fuentes de
trabajo se podrían sostener y en consecuencia se mantendría el nivel de vida.
Igualmente, las fracciones dominantes serían los grandes beneficiados de este
proceso en detrimento del bienestar del bloque popular.
Esperamos que en unos
años esta nota haya errado en su pronóstico. Sea como sea, debemos enfrentar lo
que viene con responsabilidad y con propuestas superadoras que tomen en cuenta
todo lo aprendido durante 12 años de gobierno y lo que maduraremos siendo
oposición. Además tendremos el apoyo del sector popular. Para empezar a volver
no es poco.
Equipo Económico 20/21
Equipo Económico 20/21