lunes, 29 de abril de 2013

El Conflicto del Parque Indoaméricano. Orden Urbano, Conflicto y Migración



Introducción
La toma del Parque Indoamericano constituyó uno de los acontecimientos de mayor relevancia pública en los últimos años en la Argentina. Esta toma, junto a una serie de conflictos[1], puso de manifiesto las crecientes dificultades en el acceso a vivienda y suelo urbano en la Región Metropolitana de Buenos Aires.
Este hecho generó fuertes polémicas en diversos ámbitos, generándose un debate público que incluyó la presencia constante del tema en los medios de comunicación audiovisual y escritos, donde los habitantes de la ciudad no permanecieron indiferentes. Si bien se han desarrollado diversos estudios,[2] queda pendiente, todavía, una investigación empírica en profundidad que logre dar cuenta de la manera en que los distintos actores presentes en la escena del conflicto legitimaron su accionar. A su vez, este caso permite visibilizar las formas en que se construyeron, clasificaron y presentaron  a los “otros” habitantes de la ciudad, con los que se establecieron situaciones de disputa, tanto  materiales como simbólicas.
El conflicto del Parque Indoamericano es más que la situación local planteada, es también, imaginarios, relaciones de fuerza y políticas que se condensaron tras ese hecho. De esta manera, en el presente artículo nos dedicaremos a estudiar los enfrentamientos materiales y simbólicos entre actores que la opinión pública definió como  los “vecinos” y los “ocupantes”, dejando de lado otras variables que también incidieron en el conflicto y ayudaron a su desarrollo. Nuestra intención es separar analíticamente el enfrentamiento político más general de los sucesos puntuales, entendiendo que éstos también estaban impregnando el conflicto. La perspectiva intenta tomar distancia de la mirada de los medios de comunicación, en tanto estos presentaron el hecho como una “guerra entre vecinos”, a la vez de comprender la trama sociológica en la que se sostiene.
Por otra parte, tal como afirman Grimson y Caggiano (2012), construir un marco explicativo del Parque Indoamericano implica no absolutizar la cuestión migratoria, dado que esto podría ocultar lo que el conflicto expresa en términos del derecho a la vivienda y a la ciudad. En el presente trabajo creemos que si bien esta cuestión posee una relevancia importante, adquiere mayor profundidad al contrastarla con la dinámica espacial y la evolución de la conflictividad urbana  en el área.

A la vez, partimos de caracterizar que la globalización económica ha modificado las relaciones internacionales entre los Estados, contribuyéndo al reforzamiento de una esfera cívica internacional donde se visualiza cambios en las relaciones entre los Estados Nación y los flujos migratorios (Sassen, 2006), mientras existe un fortalecimiento de dinámicas localistas, nacionalistas y de etnización de grupos anteriormente invisibilizados (Grimson 2001). De esta manera, como afirma Wieviorka (2003) las sociedades actuales inventan diferencias a partir de materiales tomados del pasado, de las costumbres, de las tradiciones.
En nuestra región, se ha producido un interesante proceso de integración que no ha sido acompañado social y culturalmente, más que producirse un reforzamiento de la heterogeneidad multicultural y multitemporal se han acentuado los intentos de homogenización o negación de las diferencias  (Grimson, 2001). En Argentina, esto se evidencia claramente en el resultado de la nueva ley de migraciones nº 25.871, que si bien significa un avance significativo, ha tropezado con múltiples obstáculos como su opaca legalidad, la existencia de normas nacionales, provinciales y municipales que se oponen a ella, y funcionarios que se niegan a aplicarla (Novick, 2008)



[1] Dentro de los conflictos que formaron parte de la misma serie podemos encontrar la toma del Club Albariño y otras ocupaciones que se produjeron dentro del período en la Región Metropolitana de Buenos Aires.
[2] Al respecto puede consultarse Perelman (2011) y los trabajos presentes en  Revista Temas de Antropología y Migración Nº 1 (2011).


La ocupación del Parque Indoamericano

El Parque Indoamericano pertenece a la comuna 8 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la que se encuentra formada por los barrios de Villa Lugano, Villa Soldati y Villa el Riachuelo. Es de destacar que si bien pertenece geográficamente a esta comuna, se encuentra próximo a los barrios de Parque Avellaneda y Flores Sur.
Este parque de 130 hectáreas es el segundo espacio verde más grande de la ciudad (luego del Parque Tres de Febrero, en Palermo). Canelo (2011)  afirma que este predio fue construido como tal a partir de políticas públicas diferentes, e incluso, contradictorias. A pesar de algunas acciones desarrolladas en los últimos años como la colocación de rejas e inauguración del “Paseo de los Derechos Humanos” en el año 2006, la creación del humedal en el “Paseo Islas Malvinas” en el año 2007 y la apertura del Centro de Información y Formación Ambiental en el 2009, a través de los años la presencia del Estado fue disminuyendo, encontrándose, al momento de la ocupación (diciembre del 2010), en una estado de prolongado abandono.
Si bien no existe una única versión de los acontecimientos, los entrevistados consultados coinciden en relatar que fue ocupada una parcela próxima a la Villa Los Piletones días antes de la toma del parque, lo que desencadenó un conflicto entre habitantes de la misma.  Estas mismas familias se habrían trasladado al parque el 6 de diciembre del 2010, seguidas por otras de inquilinos de las villas cercanas que fueron alertadas de la situación.  Existen coincidencias en cuanto a que las familias que se asentaron en el predio lo hicieron con la idea de reclamar soluciones habitacionales al Gobierno de la Ciudad.
El día 7 de diciembre las autoridades porteñas denunciaron la “ocupación” del parque ante el fuero penal, y la jueza interviniente ordenó inmediatamente el desalojo del predio, del que participaron agentes de la Policía Federal y de la Metropolitana. Si bien éste comenzó a efectivizarse sin mayores incidentes, hacia la noche de ese mismo día los efectivos policiales reprimieron fuertemente a los “ocupantes” usando armas de fuego, lo que produjo serios enfrentamientos que tuvieron como resultado decenas detenidos, algunos heridos y la muerte de dos personas bajo circunstancias aún no esclarecidas.
A pesar del desalojo, en la madrugada del 8 de diciembre el parque fue nuevamente ocupado. A medida que pasaron los días la cantidad de ocupantes se elevó a casi seis mil, al tiempo que el Gobierno Nacional rechazó volver enviar a las fuerzas de seguridad al lugar. Luego, desde el jueves 9 hasta la madrugada del sábado 11 de diciembre se produjeron violentos enfrentamientos entre los vecinos que estaban en el parque y otros que reclaman que se retiren de él[1]. La disputa culminó con el asesinato de un poblador, elevando el número de víctimas fatales a tres personas, una de ellas paraguaya  y dos de nacionalidad boliviana.
Finalmente, tras casi una semana de permanencia en el predio, en un contexto de importante conflictividad social y política, y cumpliendo con pedidos judiciales previos, el Poder Ejecutivo Nacional acordó con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y referentes barriales de diferente origen (territorial y político, que inclusive excedieron el ámbito de la ciudad) el envío de la Gendarmería Nacional, con el propósito de evitar que no  ingrese más gente en el parque y cese el clima de violencia,  ordenándose la realización de un censo por parte del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación para conocer las necesidades de los ocupantes[2].  Al mismo tiempo, la autoridades acordaron responder a la demanda habitacional presentando un plan de construcción de viviendas que comprometía a ambos niveles de gobierno, explicitando que a partir de allí quienes tomaran espacios públicos en cualquier parte del país no percibirían el plan de viviendas enunciado o  podrían sufrir una quita de los programa sociales existentes.
Como se señaló, la ocupación del Parque Indoamericano generó un fuerte debate en la opinión pública. En particular, la condición de migrantes de países limítrofes de gran parte de los ocupantes fue abordado con posiciones xenófobas por parte del Jefe de Gobierno de la Ciudad, Mauricio Macri, y de esta forma, se generó un debate entre diversos actores de la sociedad en torno a las políticas migratorias, el derecho a la vivienda y las formas de acceso a la ciudad, evidenciándose formas diversas de abordar “la cuestión social-urbana”.
Algunos de los entrevistados buscaron remarcar la imagen que el parque fue invadido porque estaba abandonado y otros que el parque sólo era utilizado por algunos sectores (en particular migrantes de la colectividad boliviana y paraguaya).  Tal como señala Canelo (2011), si bien el predio había sido entre 1995 (año de inauguración) y 2010 un lugar de socialización y recreación para las colectividades de países limítrofes, llegando a reunir cada fin de semana a unos seis mil hombres y mujeres de distintas edades, también contaba con un sector que era aprovechado por vecinos de origen argentino. Además, los entrevistados hacen referencia a que en los últimos años el predio presentaba fuertes deterioros y falta de mantenimiento, observables especialmente en los primeros lugares ocupados.


[1] Es notorio que operaron en la zona grupos de choque bajo el camuflaje de “vecinos” que no dudaron en utilizar la violencia para poner fin a la toma.
[2] Resulta fundamental resaltar el papel que cumplieron algunos referentes barriales en la contención del conflicto, dado que si bien en un primer momento estos no estuvieron involucrados, en las entrevistas realizadas se evidencia claramente como la irrupción del conflicto en la escena pública determina el involucramiento de los mismos.



miércoles, 3 de abril de 2013

Macri hace Agua



 En el día de ayer, la ciudad de Buenos Aires amaneció con el habitual “deja vu” de las calles inundadas. Sin duda se trató de una lluvia excepcionalmente intensa – se habla de una cifra extraordinaria de 150 milímetros en una hora – pero el saldo de esta catástrofe ha sido innecesariamente trágico. Al menos 6 muertos y una inmensa cantidad de familias en estado de vulnerabildad que han perdido sus pocas posesiones y aún no recuperan la provisión de servicios básicos como luz y agua.  
 El Macrismo empieza a sentir los impactos de su candidatura nacional. En su flamante apuesta electoral, el PRO se ve obligado a dividir recursos y empiezan a observarse los costos políticos de una gestión que prioriza la vidriera nacional.
 El permanente – y muchas veces innecesario – enfrentamiento con el gobierno nacional impide la diagramación de un esquema de contingencia coherente que permita dar respuesta rápida a este tipo de catástrofes y, por sobre todo, encarar un plan de obras a largo plazo que permita una solución duradera.
 La gestión del PRO en la ciudad de Buenos Aires ha priorizado las obras de alto impacto mediático y de bajo costo de inversión, como ser el nuevo METROBUS en 9 de Julio, dejando de lado políticas más globales de planeamiento urbano integral, como ser la ampliación de la red de subterráneo. El corto plazo devora cualquier perspectiva de legado de largo plazo y esconde debajo de la alfombra las deficiencias estructurales de la ciudad.
https://mail.google.com/mail/u/0/images/cleardot.gif Por otro lado, esta catástrofe desnuda los incumplimientos de los grandes contratistas: Las deficiencias en materia de seguridad de la empresa METROVIAS que ocasionaron la muerte de un trabajador, y las irregularidades en el servicio de recolección de residuos. Vale aclarar que los servicios vinculados a la higiene urbana corresponden a la mayor partida presupuestaria de la Ciudad. Por lo tanto, mientras Macri se excusa en la falta de obras en la Provincia, nada dice de sus obligaciones como contralor de las empresas de higiene urbana que no lograron limpiar los sumideros ni mantener las cuadrillas de emergencia. 
 La destrucción del esquema descentralizado que proponía la Ley de Comunas también tuvo consecuencias nefastas en este temporal. Las Juntas Comunales son una herramienta fundamental para dar respuesta rápida a problemas del territorio. La acumulación de basura debería haber sido resuelta en el marco del poder local. Sin embardo, debido al vaciamiento de recursos y funciones de las Juntas, las Comunas carecen de atribuciones para gestionar. El resultado de esta política fue que las Comunas permanecieron cerradas por el feriado al igual que todas las oficinas del Estado.
 Ya nadie puede creer el discurso oficial. Luego de 6 años de gestión, se practican las mismas excusas de siempre y no hay respuestas concretas ni se realizan los cambios estructurales necesarios para evitar estas tragedias. Seguimos esperando una solución real para los damnificados, no solo de este reciente temporal sino también para aquellos de inundaciones pasadas, muchos de los cuales ni siquiera han cobrado los subsidios correspondientes.

Corriente Política 20/21